Quantcast
Channel: LUCIÉRNAGAS DE OTRO TIEMPO
Viewing all articles
Browse latest Browse all 13

“¡ Feliz 20 de julio!”

$
0
0

20 de julio de 2017

 “¡ Feliz 20 de julio!”

IMG-20170707-WA0008( Fotografía de mi bisabuela campesina en Raquirá, Boyacá) IMG-20170628-WA0003

¿Qué celebramos hoy? ¿Una independencia? Hace siglos seguimos celebrando este día como un espacio en el cual nos independizamos de la corona española luego de la conquista de nuestro continente. En el mes de julio, se celebra la independencia de Estados Unidos y de Francia, respectivamente. Al parecer los “rebeldes” de aquellas épocas se pusieron de acuerdo y decidieron hacer sus luchas en este mes del año. Tal vez,  los documentos históricos y esa verdad vertical que está escrita en los manuscritos de la historia y de la fundación de las primeras ciudades de Latinoamérica y Europa estén de acuerdo y en regla. Tal vez, la historia no se equivoca y tiene sus verdades legítimas. Verdades registradas en un sello. Verdades de coronas y corrupciones. Verdades secretas que se escurren en el polvo de varios documentos.

***

Al caminar por las calles de la ciudad de Bogotá, Colombia se observa una tradición amplia de que las personas de cada barrio cuelgan la bandera de nuestro país y las porterías de cada conjunto hacen lo mismo. La tradición se despliega como una manera de hacer memoria, el necesario oficio de recordar la sangre derramada en el tiempo de la independencia de nuestro territorio. Hacer memoria por nuestra historia, por nuestros cimientos, por nuestras raíces, por nuestros respectivos árboles genealógicos… Hay una explosión enorme en nuestro país por llevar a cabo este ejercicio desde todos los campos: desde lo audiovisual, desde la literatura, desde el arte, desde la arquitectura, desde las ciencias sociales, desde múltiples facetas nos hemos visto envueltos en esa incesante necesidad de llorar nuestras víctimas y de perdonar inmensamente nuestros victimarios. Entonces, necesitamos que vuelva a reinar la vida y así, logremos desechar, despojar de nuestras células, de todo aquello que nos hace colombianos, despojar  todo ese arraigo doloroso a la violencia.

***

Sin embargo, por más tratados de paz aún en nuestras prácticas cotidianas seguimos perpetuando siglos de violencia. Violencia al chatear mientras el otro nos habla, violencia al seguir en whatsapp mientras otro quiere contarnos algo importante, violencia al colarnos en una fila, violencia al irrespetar los semáforos, violencia al gritarle al otro, violencia al ser infiel, violencia cuando se traiciona la confianza, violencia con mentiras, la violencia es del color de las mentiras y la violencia suena a un llanto lejano y silencioso, la violencia que suena cuando nos decepcionamos. Hay tantas violencias. Hay tantos machismos presentes. Hay tanta exclusión presente. Exclusión al otro, al indígena, al indigente, al homosexual, al travesti, al transgénero, exclusión a la pobreza, al campesino. Y aún creemos que por firmar un acuerdo de paz ya somos ciudadanos pacíficos. Aún queda mucho por hacer. Aún queda mucho por cambiar.

***

Tal vez yo no sea parte de una generación que estuvo tan de cerca de la violencia,  a flor de piel como mis abuelos o tíos. Tal vez,  no estuve en la Bogotá inundada por la mano de Pablo Escobar. Tal vez,  solamente tenga un cuarto de siglo y sea parte de una generación que no le importa su pasado. Tal vez muchos de mi edad ni sepan quién fue Pablo Escobar y las próximas generaciones de los colombianos a los que yo educo no tienen ni idea de las masacres ocurridas en varios territorios del país. Solamente tengo un cuarto de siglo entre mis huesos y entre mi piel, pero más allá de eso, de mi tiempo histórico en mi territorio, tengo sueños, utopías y esperanzas que se tejen con la ayuda de varias personas que me han transformado por completo, también, de esas profundas experiencias con los otros, esos otros que me han permitido sembrar, caminar, compartir, celebrar la vida juntos.

***

A pesar de que mi generación sufre de amnesia, ignorancia, egocentrismo quedan más cosas por hacer. Mi generación sufre de apegos inmensos. Mi generación se pierde entre marcas, bares, drogas y alcohol. Mi generación le importa un bledo la historia del otro, mi generación dislocada por el afán y la constante necesidad de ser parte de algo, de publicar a cada segundo la vida misma en la pantalla de un celular. Mi generación que no creció con internet, ni con celulares de última tecnología pero que ahora no pueden vivir sin uno. Mi generación que tan poco le importa nuestro territorio. Siempre buscando irse, siempre criticando, siempre negándose las posibilidades de construir, de sembrar, de tejer en su propio territorio.

***

Desde que empezó este día no siento que debamos celebrar. ¿Celebrar qué? ¿Cuál independencia, Si las personas siguen esclavizadas  a querer ser como los europeos y los gringos? Si seguimos perpetuando modelos de exclusión, si seguimos excluyéndonos los unos a los otros, si seguimos midiéndonos como si tuviéramos que ser de primer mundo. ¿Cuál independencia? Si no somos capaces de valorar las manos de un campesino que labra la tierra día y noche, que cuida de los alimentos, que tiene en sus raíces el arte mismo de sembrar. ¿Cuál independencia? Si las personas ven a un indígena en los puentes peatonales de la ciudad y se hacen los ciegos, si ven personas tiradas en la calle y siguen con sus respectivos  afanes y conversaciones en whatsapp. ¿Cuál independencia? Si dejamos a un lado a los indígenas, si solamente somos un “un país multiétnico” por el papel de una constitución, pero solamente es un discurso de inclusión de las comunidades. Todo se queda en el discurso, en la mera palabrería. ¿Dónde queda la acción? ¿Cuándo paramos? Cuándo nos detenemos a escuchar la historia de desplazamiento de miles de indígenas que llegan a la capital, cuándo ayudamos, cuándo tejemos vida al lado del otro, cuándo le damos un lugar fundamental y vital a los pueblos indígenas.

***

A Colombia le falta aún mucha inclusión y apoyo a las comunidades. Yo soy joven repleta de luces y sombras, repleta de errores pero también de muchos sueños por construir un país más justo y feliz. No creo que la independencia sea eso. Yo siento que la independencia será el día en el que logremos mirar los ojos del otro con amor y cuidado de su propia vida. Será independencia cuando las comunidades indígenas y campesinas tomen el valor y el lugar que les corresponde en este país. Será independencia cuando las autoridades indígenas manden y tengan un rol activo en la política de un país con “tanta diversidad cultural, de flora y fauna”, con un país que tienen alrededor de 65 lenguas indígenas que día a día van muriendo por falta de espacios, de inclusión. Será independencia el día en que el campesino tenga condiciones óptimas de trabajo y será independencia cuando los indígenas desplazados dejen de pedir dinero en las calles, será independencia cuando haya leyes de protección a los resguardos indígenas y cuando se respete óptimamente los territorios ancestrales.

Si no volvemos a las raíces, si no cuidamos nuestros antepasados, nuestras reservas, nuestro linaje indígena, seremos solamente ciudadanos latinoamericanos híbridos con la cultura europea, americana, seremos solamente un circulo más del capitalismo. Seremos solamente ciudadanos híbridos sin saber de dónde venimos, sin saber realmente quienes somos: “¡Feliz 20 de julio!”.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 13

Latest Images

Trending Articles





Latest Images